El origen del try: de un simple intento al momento más glorioso del rugby

El try es, sin dudas, el momento más esperado y celebrado en cualquier partido de rugby. Esa acción de apoyar la pelota en el in-goal rival representa la gloria, el esfuerzo colectivo, y la recompensa al juego bien ejecutado. Pero… ¿alguna vez te preguntaste por qué se llama así?

 

Del intento a los puntos

En los orígenes del rugby —cuando el deporte comenzaba a diferenciarse del fútbol y las reglas aún eran difusas— apoyar la pelota en el in-goal no otorgaba puntos. Sorprende, pero es real.

El objetivo principal era patear la pelota entre los postes (lo que hoy conocemos como “conversión” o “penal”). Sin embargo, si un jugador lograba apoyar la pelota en el in-goal rival, ganaba el derecho a intentar esa patada con mayor facilidad. A ese acto se lo llamó “try”, que en inglés significa justamente eso: intento.

 

Era un recurso estratégico, no un premio en sí mismo. El valor estaba en lo que venía después.

 

La evolución del reglamento

Con el tiempo, el rugby fue ganando identidad, estructura y reglamentación. A fines del siglo XIX, las autoridades comenzaron a darle mayor importancia al hecho de apoyar la pelota. Así, el try empezó a valer puntos por sí solo, además de habilitar una conversión.

Los valores fueron cambiando con los años: al principio valía 1 punto, luego 3, y hoy un try equivale a 5 puntos, con la posibilidad de sumar 2 más si se acierta la conversión.

 

Un nombre que quedó para siempre

A pesar de esta evolución, el nombre no cambió. El término “try” —ese que nació como un simple “intento”— se convirtió en el símbolo máximo del esfuerzo colectivo. Porque detrás de cada try hay scrums ganados, tackles salvadores, líneas bien armadas y jugadas entrenadas hasta el cansancio.

Hoy, el try representa el corazón del rugby: el trabajo en equipo, la superación, el sacrificio y la alegría del juego.

 

Conclusión

Lo que empezó como un intento, hoy es el objetivo.

Y en Flyhalf, nos encanta recordar de dónde viene cada cosa. Porque entendemos que para vestir con orgullo una camiseta, también hay que conocer la historia que la respalda.